Micro relatos 2018
Os dejamos el nombre de los ganadores y los relatos participantes. Que aproveche la lectura.
1º premio
Todavía lo recuerdo… de Luis Torrijo
Todavía lo recuerdo, quizá fue solo un instante, pero se me quedó grabado a fuego en la mirada con todo lujo de detalle. Tú bailabas con serenidad dentro de tu círculo de amigos y a mí, no más de tres segundos, me dio por observarte. Quizá, de otras veces, me pareció reconocerte o quizá tu cara, tu pelo y tu silueta me llamaron la atención. Estabas lejos, a otro lado de tumulto de personas que saltaban mirando directo a los Bronson, pero esas cálidas noches de junio en Mezquita, al calor de la música en la calle bajo un incomparable cielo estrellado, invitan a la magia y a la imaginación. Quizá se cruzó durante una milésima de segundo la intensa luz azul de tus ojos, quizá por alguna especie de hiperestesia tu mente sintió que te observaba y te giraste mirándome, pero cuando los vi abiertos hacia mí, dentro de ellos se hizo de día y fuera se iluminó la noche. Jamás vi nada tan intenso. Mis párpados no aguantaron el desafío y sucumbieron retirando mi visión hacia el suelo para intentar disimular. En el fondo solo supieron decirte: lo siento, lo reconozco, me has pillado en fuera de juego.
2º premio
Adiós verano de Manuela Ortíz Martínez
Alto, de pelo claro y mandíbula fuerte. Deseado por mozas en toda contornada.
Ella llegó un verano. Morena, bien proporcionada, ojos cantarines y sonrisa fácil. La vio diferente, la única. Siempre a última moda. Te hace ojitos, le decían. Él pensó: “no querrá uno de pueblo”.
Cada verano más hermosa, llegó con novio, después marido y más tarde con hijos. Siempre fue al primero que saludaba. Después enviudó. ¡Ahora!. “No puede querer a un agricultor”.
Perdía él sonrisa y ganaba entradas. Año tras año, se miraban. Pasaban veranos. El próximo, se decía.
De nuevo casada y después separada. “Cómo va a querer uno con mono”, se justificaba.
Ya traía nietos. Ella con igual luz, él casi apagado. Aquel año, en la plaza, se dirigió a él como siempre a saludarlo. El tendió la mano y aprovechó ella para acercarlo y besarlo. Se demoró un segundo para susurrarle al oído “Este año tenemos que hablar de lo nuestro”. Y él “Me has pillado en fuera de juego”. Airosa, se alejó por la calle Mayor.
Ella vendió la casa y no volvió. Él empezó a hablar solo: “Hubiéramos sido felices, ¡Qué lástima que no me quisiera!”.
Relatos participantes
Estaba ayer… de José Cañamero
Estaba ayer con mis amigos de farra. Contándoles la discusión y el desenlace, que anteayer tuve con mi mujer. Estaba yo muy borracho, borracho como una uva, agarrado a una farola, aguantando el equilibrio. Cuando de repente, zass mi mujer!, con una escoba por fusil apunto de disparar. Que… otra vez con una copita de más?, me preguntó. No, esta vez han sido cinco, cinco, le señalé con los dedos de una mano sin soltar la farola con la otra. Cinco escobazos son los que te voy a dar sinvergüenza !, Más que sinvergüenza , me contestó y se lío a darme escobazos en la cabeza y a maldecir el día que nací, hasta que se le rompió la escoba. Y tú qué hacías, no te defendiste?, me preguntó mi amigo Miguel. Defenderme?, bastante trabajo tenía con agarrarme a la farola para no caerme y salvar algún que otro escobazo. Continué contándoles, que además, mi mujer me retaba para que me defendiera. Me dijo, defiéndete si eres nombre!. Y yo le contesté, no, esta vez ganas tu. «Me has pillado en fuera de juego».
En un instante de María Marzo Valero
Hay momentos que no se olvidan. Llovía y nos habíamos quedado un rato más lanzando unos chutes. Todavía no estaban encendidos los focos y el cielo era de color naranja. Ella tenía el pelo suelto, aunque llevaba una cinta para apartárselo de la cara. Apenas podía mirarla y estábamos empapadas, pero yo sudaba tanto que no notaba el frío.
Ella decía que nos deberíamos ir a las duchas antes de pillar una neumonía mientras se pasaba el balón de los pies a las rodillas con facilidad. Yo casi ni la escuchaba, centre mi mirada la esfera mientras dije tan bajito que no sé como lo escuchó:
—Te quiero.— Ahora sí que estaba temblando. Ella abrió mucho los ojos sorprendida pero automáticamente sonrió y yo también, porque ella tenía ese poder, era contagiosa.
—Vaya,— soltó una carcajada y dando un paso hacia mi dijo— me has pillado en fuera de juego.— Se echó a reír y yo también, debíamos parecer estúpidas allí solas bajo la lluvia. Se acercó mientras yo seguía anclada al suelo, ahora no podía apartar mis ojos de los suyos.
—Gracias por atreverte a decirlo— dijo antes de darme nuestro primer beso.
Hasta los mismos… de María Teresa Díaz-Pavón
Y ahora sin trabajo a mí edad, a puntiiiito de jubilarme. Solicita cita al paro por eso que llaman internet. Tus documentos están en la nube, bájatelos. Miro al cielo y no los veo. Me siento mal porque no sé cómo hacerlo y me pierdo intentando encontrar las letras en esa caja infernal llamada ordenador. Por lo menos tengo mis ahorrillos.- Mírelos en el cajero.- me dice el del banco y másssss teclas. Y para un recibo que me han cobrado dos veces tengo que escribir una carta y ¿escanequé? Uf, escanear y enviar por ¿mail? para que me lo devuelvan. Por favor, qué alguien me lo explique. Me vuelvo a casa sin nada más que un fuerte dolor de cabeza. Voy a pedir cita al médico, ¡ah! que también es por internet. Desde luego tengo que reconocerte “internete “ de las narices que me has pillado en fuera de juego.
Amanece de Mercedes Valero
Amanece el día entre el mar y montañas, donde el sol se empieza a ver en la maravillosa playa de La Barceloneta.
Hoy es el gran día para aquellos que aman el fútbol, por las calles de Barcelona tanto mayores como pequeños llevan sus camisetas con los nombres de sus jugadores favoritos y en las plazas juegan al balón los más pequeños.
Por la tarde, el Camp Nou ubicado en Les Corts, está lleno, en sus asientos están todos esperando que empiece el gran encuentro. Empieza a sonar el himno y todos se levantan ondeando las banderas y aplaudiendo. El árbitro da paso y en las gradas los más pequeños miran fascinados las mágicas jugadas de todos los jugadores hasta el último momento.
Un reportero de Barça TV se acerca a las gradas a preguntar a un niño qué le ha pareciendo el partido pero no le sale ninguna palabra, así que les pregunta a sus padres, cuando se marcha el niño le responde, me has pillado en fuera de juego y no he sabido que contestar y con una gran sonrisa y un guiño se marcha del estadio con su bandera alzando alto mientras las luces se van apagando.
Desconexión de Eva Pérez
No me lo podía creer, por fin llegaron las vacaciones. Una semana para poder disfrutar de la montaña y esta vez, también de mi soledad. Hacía unos meses que lo había dejado con Ana y mis amigos estaban fuera, así que me atreví por primera vez a unas vacaciones conmigo mismo. Atrás broncas con mis padres, ruidos de vecinos, calor sofocante…y sobre todo atrás estrés en urgencias. Últimamente la luna ha influido más de lo habitual en la gente y han sido unos días de locos, sin parar ni un segundo… Pero ¡por fin relax!
Y qué mejor que el Pirineo para desconectar del mundo y dejarme llevar por sus paisajes y sus gentes. Tienda de campaña, caminatas mañaneras, baños en el río, meditaciones con increíbles atardeceres, embelesamiento con las estrellas y la luna… ¿qué más se puede pedir? A pesar de no tener claro qué tal llevaría la soledad, me siento acompañado por la naturaleza. La emoción por tanta belleza, la musicalidad del canto de los pájaros, la paz del ambiente… todo ello te acoge y te acuna.
De repente, llamada de Ana. Y pienso: lo siento, me has pillado en fuera de juego, no quiero hablar.
Y no sé cómo no me di cuenta… de Gloria
Y no sé cómo no me di cuenta. Yo caminaba tranquila, ajena a todo. Disfrutando de la gente que caminaba por esa calle, cercana al Parque Municipal. Pero, hubo un momento en el que me sentí algo extraña. Algo no cuadraba. Tuve una sensación como de desapego, soledad infinita, un vacío en mi interior. Sin embargo, allí seguía yo. Caminando por la acera soleada, pero no sentía el calor. Un frío desconocido hasta entonces, me recorrió como un rayo atraviesa una nube de tormenta. Llegué al parque y me senté al lado de un sauce. Necesitaba recuperarme. Pensar en qué me pasaba. De pronto, un montón de gente me miró. Y una ligereza súbita empezó a elevarme. Y me vi ahí, sentada, como desde fuera. Estaba dormida, inerte. Ya no tenía fuerzas. Se me había parado el corazón y la Parca me esperaba. Y yendo hacia ella sonreí y le dije: «me has pillado fuera de juego».
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